domingo, 11 de octubre de 2009

Confrontación con la docencia


Empezaré relatando el por qué de mi carrera para poder llevar una secuencia más completa. En un principio yo pretendía estudiar la carrera de Odontología ya que era la profesión de mi padre y me llamaba la atención esa área, lamentablemente no seguí con dicha idea porque a una corta edad tenía que irme a vivir a otro estado y no me sentía aún preparado. Posteriormente quise ingresar a la carrera de Derecho, sin embargo sólo se abrió un grupo en la universidad y yo no quedé en él, sino que me aceptaron en mi segunda opción que era Sistemas Comerciales, carrera que yo puse como opción pues en el momento de entregar mis datos en la escuela me requerían ese campo; yo sin saber de qué se trataba la escogí pues un amigo había optado por ella. Afortunadamente he corrido con suerte, ya que la carrera rebasó mis expectativas y fue que decidí seguir con ella.

Al egresar de la universidad, laboré por periodos no muy largos en empresas tanto de la iniciativa privada como del gobierno. En ese entonces mi madre era docente frente a grupo y yo veía como última opción convertirme en maestro, era en ese tiempo lo que menos deseaba, tal como muchos jóvenes egresados piensan. Después de unos años por motivos de estudios de maestría, renuncié a un empleo en Mérida y se presentó la oportunidad de dar unas horas en el CBTIS No. 72, recuerdo que me dieron como asignaturas Auditoría Administrativa y Contabilidad Básica; fue algo que dio un giro de 180° pues era de lo que yo huía toda mi vida en la escuela (exposiciones) y que ahora tenía que hacerlo día con día.

Fue un paso muy difícil para mí, pero gracias al apoyo de los maestros, de mi familia y a la disposición de los alumnos fui quitándome esos nervios que en ocasiones me dominaban; ahora no digo que nunca me pongo nervioso ni que hablo con tanta fluidez, pero sí puedo percatarme de que he mejorado en muchas cosas y estoy consciente también de que estamos dentro de un proceso de aprendizaje continuo e integral.

Ahora puedo decir que me gusta ser docente, que me llena de satisfacción cuando los alumnos entienden el significado de las cosas y se lo manifiestan a los demás. Pero no sólo es lo estrictamente profesional, sino también son momentos de alegría cuando un alumno se acerca a ti buscando un consejo o apoyo, quizá sólo para ser escuchado. En ese momento somos más que un maestro, somos alguien que inspiró confianza.

Los retos no son sencillos, sin embargo, nos traen enormes recompensas. No siempre daremos las mismas materias, por lo menos no los que impartimos los módulos o submódulos, de modo que cada que nos dan una materia que no hemos impartido y cada que entramos al aula tenemos como reto diseñar nuevas técnicas de aprendizaje, captar la atención del alumno, lograr que confíen en nosotros, que analicen y apliquen los temas. En resumen, nuestro reto es ser mejores y hacer que los demás lo sean también.

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